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La verdadera historia de Los Justicieros

El director vasco de Todo por la pasta, la Caja 507 y No habrá paz para los malvados, Enrique Urbizu, se involucró en el verano de 1992 en un proyecto que le llevó hasta el desierto de Tabernas (Almería) y donde rodó su particular espagueti-western. «Una aventura», tal y como define el propio Urbizu, que culminó con el rodaje de una película que se utilizó en la máquina recreativa Los Justicieros.

El proyecto surgió en el seno de la empresa vasca Picmatic, dedicada al desarrollo y montaje de todo tipo de recreativas. El que fuera director gerente de la compañía hasta 2011, Antonio Gallardo, acudió a una feria del sector en Las Vegas dónde vio un arcade de disparos en el que el jugador tenía que eliminar a los enemigos que aparecían en la pantalla -a modo de película interactiva -, apuntando y disparando con una pistola simulada. «Gallardo tenía ganas de hacer algo similar», recuerda el director de desarrollo de Picmatic en aquella época, Brian Meitiner a la Agencia VascoPress. «Pensó que rodando su propia película, el juego sería divertido y daría beneficios».

Con esa idea en la cabeza, Gallardo regresó a Bilbao y se puso en contacto con el cómico vallisoletano Mariano Vázquez, conocido con el nombre artístico de Mariano 1,85, con el que mantiene una estrecha amistad. Juntos escribieron el guión de Los Justicieros. «Era una película de vaqueros de serie B, de los años 50, que tenía mucho humor», destaca el director Enrique Urbizu. El videojuego convertía al jugador en un pistolero que llegaba a una población «al Este del río Pecos» azotado por la «barbarie y la violencia de una terrible banda de forajidos sin piedad», los hermanos Zorton. El objetivo, acabar con ellos y con toda su banda.

Con esta premisa, Gallardo comenzó a buscar un director para las secuencias de vídeo y pensó en un joven Urbizu. «El productor había visto Todo por la pasta (1991). Estábamos en 1992, vio que tenía mano para la acción y que era de Bilbao. Tal vez por esa cercanía me dio un toque», recuerda el propio director vasco. La propuesta de Picmatic era contar con el realizador de Tu novia está loca (1988) para rodar las secuencias de la película interactiva que llevaba el arcade. Como en los clásicos espagueti-western de Sergio Leone, la idea era rodar en Almería.

Tras las charla «sobre vaqueros, pistolas láser y esas cosas», Urbizu, que estaba viviendo en Barcelona, se acercó a la Plaza Catalunya donde había una sala de recreativos «para ver de qué me estaba hablando». Finalmente, aceptó. «Todo lo que oliera a vaqueros, conocer Almería y, además, durante el verano de las Olimpiadas, era un estupendo plan de fuga de Barcelona. Fue una aventura».

Rodando en Almería

Varias semanas antes de comenzar el rodaje, el productor Gallardo y el guionista Vázquez, acudieron a Almería para la localización de los escenarios y comprar todo el material para los mismos. «Aunque era una película interactiva se trató como una largometraje y tuvo un presupuesto como tal», afirma este último.

Mariano Vázquez se encargó de interpretar a uno de los hermanos Zorton
Ya con Urbizu en Almería, el rodaje de Los Justicieros duro «dos semanas intensas y no fueron fáciles». Tanto el guionista como el productor «tenían las cosas muy claras» y, en ocasiones, «costaba coincidir en algunos planteamientos». A eso se sumó el fuerte calor del verano en pleno desierto en Almería. «Eso son 42 grados y fue agotador», rememora Urbizu. «Recuerdo que el primer día me puse unas zapatillas de deporte y me llegó la suela fundida al hotel. A partir de entonces me calcé mis botas».

Para la grabación, el realizador vasco reunió un equipo en torno a unas quince personas, con alguna de las cuales ya había participado en Todo por la pasta. Además, se sumaron dos unidades de Betacam con las que grabaron todas las secuencias de la película interactiva, «porque en aquella época era el tope de calidad que había».

Los set de rodaje también se nutrieron de especialistas. Participaron en el rodaje «los mismos que hacían el tour para los turistas. Estos eran los que sabían manejar los caballos y caerse de ellos, hacer acrobacias o tirarse de un tejado a un carro de heno». A estos se sumaron los figurantes que poblaban los decorados, llenaban el salón y las calles de los distintos escenarios de Almería.

En cuanto al rodaje, Enrique Urbizu asegura que tenía que hacer «grandes planos secuencia» y grabar cada escena varias veces dependiendo de si el jugador daba diana o no. «Esto era muy interesante porque teníamos que rodar matanzas de manera continuada. Todo el rato estaba cayendo gente muerta».

El director de desarrollo de Picmatic, Brian Meitiner, recuerda que para facilitar el montaje de las secuencias que posteriormente iban a ir en la máquina recreativa le explicó a Urbizu cómo quería que se grabaran las secuencias de disparos. «Tenía que grabar al malo sacando la pistola, que disparase y luego comenzara a reírse. Posteriormente, tenía que repetir la secuencia con el malo sacando la pistola, pero recibiendo un disparo».

Aún así, existían varios handicaps. «En algunas pantallas los cadáveres de los enemigos no se podían quedar en el suelo. Desaparecían siempre», explica el realizador bilbaíno. «Para ello, cuando morían se caían tras la ventana o detrás de un seto para que no se viera el cuerpo sin vida de los bandidos». Además, para que no pareciera que el jugador mataba siempre al mismo miembro de la banda de los Zorton, iban cambiando de ropa a los especialistas y «jugábamos con las distancias». «Recuerdo que tenía que haber blancos más pequeños, otros más cercanos e, incluso, en sitios donde no te los esperabas».

El enterrador y sus frases lapidarias, de la mano de Javier Campos
Uno de los elementos que más recuerdan los aficionados a la recreativa de Los Justicieros son los personajes que acompañaban al pistolero protagonista. Cómicos como José Jaime Espinosa Contreras, alias Don Pepito, que hacía de un «impertinente» sheriff y Javier Campos en el papel del enterrador. Este último sólo aparecía en el juego en caso de fallar el tiro o perder una vida. El propio Mariano Vázquez se encargó de interpretar a uno de los hermanos Zorton.

Para el rodaje, Urbizu utilizó todos los escenarios que estaban disponibles en el desierto de Tabernas. «Rodamos en el decorado de la Fortaleza Cóndor para las últimas pantallas, utilizamos una diligencia e, incluso, volamos un puente«. Sin embargo, reconoce que nunca ha visto esas escenas porque jamás se pasó de la primera pantalla del juego «en la que el protagonista entraba en el salón y se liaba a tiros».

Una vez finalizada la labor de Urbizu, toda la postproducción quedó en manos de Picmatic. «No participé en el montaje. Mi labor consistió en proporcionar todo el material original». Aún así, la «aventura» que supuso para el realizador vasco y el «buen sabor de boca» de la experiencia, le hizo volver varios meses después a Almería para grabar Show in the saloon, un mini documental para Canal Plus sobre los vaqueros «y la maravillosa gente de los poblados».

Construyendo la recreativa

Con el trabajo de Enrique Urbizu ya terminado, el metraje de la película se envió a las oficinas que tenía Picmatic entre los número 17 y 21 de la calle Luis Briñas en Bilbao y quedó en manos del director de desarrollos de la compañía en aquella época, Brian Meitiner. Este inglés, que actualmente vive jubilado en Torrevieja, se encargó de todos los proyectos técnicos y de ingeniería de la empresa. «Tenía el control absoluto de su departamento de investigación y desarrollo», matiza a VascoPress.

La recreativa de Los Justicieros contó con dos modelos diferentes de mueble.
Para Los Justicieros, Meitiner recuerda que compró «todo el equipo necesario». Cada mueble de la recreativa llevaba un Commodore Amiga 500 como cerebro y un reproductor con un disco laserdisc que incluía las secuencias grabadas por Urbizu en Almería. A su vez, y enchufada a la ranura de expansión del ordenador, había una placa diseñada por Picmatic que incluía un chip Motorola 68000 con el programa que controlaba la máquina, desarrollado en lenguaje ensamblador. Además, esta placa incluía una memoria ROM.

En esa memoria se guardaba la base de datos de todas las secuencias de la película, con la información de los fotogramas de vídeo en los que el jugador acertaba y en los que no. De ese modo, cuando daba a la diana, el programa le decía al laserdisc «a qué secuencia tenía que saltar». Meitiner detalla que para facilitar la mezcla de las fuentes de video, el laserdisc y el Amiga 500 compraron un Genlock , y para las dos pistolas utilizaron light pens (lápices ópticos).

Uno de los mayores retos del equipo de Meitiner durante la producción de Los Justicieros fue entender cómo funcionaba el sistema operativo del ordenador Amiga. «En aquellos días no existía Internet, por lo que tuvimos que encontrar y comprar libros sobre el tema y llamar a la casa de Commodore Amiga para que nos dieran soporte».

Tras varios meses, el prototipo de recreativa de Los Justicieros estaba totalmente terminado por lo que comenzaron a fabricar «entre 500 y 1.000 unidades», en dos modelos distintos. El arcade más grande tenía un tamaño de 193 centímetros de alto, 104,5 de ancho y 246 de fondo. El pequeño contaba con 188 centímetros de alto, 67 de ancho y 84,5 de fondo. Picmatic anunciaba su venta con la frase «la primera experiencia de película interactiva creada en Europa».

Las máquinas fueron distribuidas en 1993 por los salones recreativos de España, Francia, Corea del Sur e Inglaterra. Meitiner estima que en el país anglosajón se vendieron «unas 200 máquinas». Para su distribución internacional, los responsables de Picmatic decidieron cambiarla de nombre y llamarla Zorton Brothers (Los hermanos Zorton). «La acogida fue muy buena porque la máquina era una novedad», afirma el jefe de diseño de la empresa vasca.

Tras el éxito de Los Justicieros

La buena marcha comercial de la máquina recreativa Los Justicieros animó a los responsables de la empresa de máquinas recreativas vasca Picmatic a continuar con esta línea de negocio con dos nuevas recreativas. La primera, Marbella Vice (1994), contó con Alex de la Iglesia como director de las secuencias de vídeo. Se trataba de una parodia de la serie de televisión Miami Vice, que contó con los actores Alex Angulo, Santiago Segura y Catherine Fulop como protagonistas.

Lejos de conseguir el número de ventas que su antecesor, Marbella Vice fue un fracaso por varias razones; su presupuesto se disparó hasta los 30 millones de pesetas -según publicó la revista Micromanía- y cuando llegó a los salones «el público ya se había aburrido de este tipo de máquinas», opina el que fuera el máximo responsable de desarrollo de Picmatic, Brian Meitiner.

Sin embargo, el exdirector gerente Antonio Gallardo quiso gastar su último cartucho e intentó repetir la fórmula de Los Justicieros con el proyecto de recreativa Tierras Salvajes (1995). En esta ocasión, dejó toda la producción audiovisual en manos de su amigo Mariano Vázquez, alias Mariano 1’85. Sólo se produjo un único arcade, por lo que el material audiovisual terminó reutilizándose para el cortometraje de Vázquez Fort Laramie (1995).

Dinamic Multimedia se encargó de la distribución y del desarrollo de los minijuegos en la versión de PC
Tras observar que el negocio de este tipo de recreativas había llegado a su fin, el máximo responsable de Picmatic hasta 2011 decidió dar el salto a los ordenadores. Las distribuidoras de videojuegos Electronic Arts y ERBE fueron dos de los nombres que sonaron para hacerse con los derechos, pero Meitiner asevera que sus ofertas «no convencían a nuestro jefe». Finalmente, Gallardo llegó a un acuerdo con Dinamic Multimedia para lanzar Los Justicieros, Marbella Vice y Tierras Salvajes en PC.

Tal y como había ocurrido con la versión para máquinas recreativas, el responsable de I+D de Picmatic volvió a coger las riendas del proyecto. Para esta adaptación contó con la ayuda de los programadores Jesús María Gómez, Jesús Arroyo y Carlos Fierro; un hacker bajo el seudónimo Mr. Kai y el grafista Oscar Arteta. Lo más complicado de esta versión fue «inventar una forma de programación para llevar el vídeo en tiempo real del laserdisc a un PC». Fierro y Arroyo se encargaron de este trabajo.

«Lo más duro de todo fue crear un sistema de compresión de video (codec) desde cero, en una época en la que no existían el DivX. El MPEG no había llegado al PC y acababan de salir los lectores de CD 2x», afirma el propio Fierro en un comentario publicado en la página web Pixfans.com.

«Así que al final decidí inventarme los algoritmos de compresión -continúa Fierro- que, básicamente se basaron en codificar y guardar las diferencias entre un frame y el anterior. Para mejorar el resultado, previamente se trataba el vídeo con unos programas de filtrado que también desarrollamos en Picmatic».

Para transformar el metraje de la recreativa al PC se utilizó el master del laserdisc «usando una tarjeta screen machine […] porque no sabíamos cómo leer los datos digitales directamente del disco».

Una de las novedades de esta versión para ordenadores es que Los Justicieros incluía una serie de pequeños minijuegos para avanzar en la misión, que fueron programados por el diseñador de juegos londinense Albie Fiore, fallecido el 28 de julio de 2009, tal y como afirma el propio Meitiner. También se añadieron nuevas secuencias de vídeo sacadas directamente de Tierras Salvajes y en las que aparecía el cómico Paco Calatrava disfrazado de indio.

Aunque el propio Brian Meitiner asegura que este material «nunca se envió» a las oficinas de Dinamic Multimedia en Madrid, ya que el «único trabajo» de la distribuidora «era la promoción del juego», lo cierto es que Dinamic utilizó a sus grafistas para darle un aspecto visual «más profesional». «El toque Dinamic», tal y como definen algunos de los antiguos trabajadores de la firma.

Parte de este grupo estaba compuesto por uno de los fundadores de la compañía, Nacho Ruiz, junto al animador Emilio Serrano, alias Jon, y los dos diseñadores gráficos Sergio García y Alberto Moreno. Este último reconoce que «la mayoría del trabajo fue de Nacho». «Cuando se veía agobiado, nos daba cosas para hacer», recuerda. «Lo que hicimos fue darle un lavado de cara a los menús, a los minijuegos, a la introducción y al logotipo, ya que tenían un aspecto muy pobre». Además, incluyeron una secuencia del mapa de la aventura con gráficos 3D.

El juego en PC de Los Justicieros salió a la venta el 15 de marzo de 1996 a un precio de 2.995 pesetas. Posteriormente, fue distribuido en una edición especial a través de los quioscos y los revisteros. Sin embargo, el reconocimiento del público general llegó gracias a un acuerdo entre Dinamic Multimedia, Picmatic y el periódico El Mundo para incluirlo dentro de la promoción La colección de Videojuegos para PC a 995 pesetas.

Según algunas fuentes consultadas, el juego de PC de Los Justicieros vendió más de 100.000 unidades y obtuvo el Premio al Mejor Juego del Año en diversas revistas especializadas de la época.

En cuanto a Marbella Vice y Tierras Salvajes, el equipo capitaneado por Nacho Ruiz estuvo trabajando casi un año con el objetivo de implementar diversos minijuegos a la aventura que había dirigido Alex de la Iglesia. Sin embargo, desavenencias entre Ruiz y el socio mayoritario de Dinamic Multimedia y dueño de la extinta editorial HobbyPress, José Ignacio Gómez-Centurión, terminó con la salida del primero de la empresa, por lo que el proyecto de llevar el resto de juegos de Picmatic a PC quedaron olvidados en un cajón.

Más detalles sobre el autor

Digital Marketing y Comunicación por el día; cronista del videojuego vasco por las noches. Léeme en la revista RetroGamer y en www.videojuegosvascos.com Twitter: @julenzaballa Instagram: Julen_Zaballa